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Ensayos y política - 01 de Enero de 2004

Derechos humanos

Derechos-humanos
La Corte Suprema de Justicia, ha declarado la inconstitucionalidad de las leyes de obediencia debida y punto final, algo que debió realizarse hace muchos años para sanear, en parte, la conducta del Estado y reivindicar el derecho de las víctimas. Es decir, nosotros, el pueblo, hemos dado un paso adelante, logrando alcanzar el beneficio de la coherencia, por medio de esa enjundia de razones insoslayables.

Pero, no hay que confundir decisión política con rédito a futuro, dado que las palabras del jefe de gabinete – hombre que perteneció al Cavalismo, compartiendo su filosofía desmanteladota e indultaria – promociona la actitud tomada, por el gobierno de Kirchner, con sugeridos visos de carácter eleccionario.

La ambigüedad conceptual de quienes siguen formando parte del parlamento, resulta, en algunos casos, escalofriante. Recalcando la constitucionalidad de anteriores fallos, dictaminados por la Corte adicta al poder, que destruyó al Estado – Nación, por medio de la entrega de los bienes estratégicos argentinos en manos de Empresas Privadas, provocando un endeudamiento y pobreza de magnitudes incalculables, siguiendo los lineamientos impartidos por la primera potencia mundial, que alentó y participó de la corrupción, llevando al país a transitar su instancia más caótica.

La hegemonía que se destila en cada discurso y acción de gobierno, no alcanza a remediar la urgencia de los problemas acuciantes de la sociedad, ni puede encarcelar a los responsables del mayor latrocinio producido en las últimas décadas. Pareciera que el paraguas jurídico sigue siendo funcional al ejecutivo, amparando a aquellos colegas partidarios, que siguen reteniendo a la perdiz para que no se escape. Es decir, la complicidad es más fuerte que los discursivos manifiestos de amague separatista, dado que el poder siempre ofrece esa adrolla que tiende a confundir a los medios de información – de diferente tendencia ideológica – pero que en definitiva sólo saben atender sus necesidades y acuerdos empresariales con el gobernante de turno.

Y mientras la noticia corre a pasos agigantados, renovándose con una celeridad sin pausa, el hambre, la inseguridad, el desempleo, la ignorancia, la entrega territorial, el costo de vida y la injusticia, recorren lentamente la curva descendente, destruyendo la malla de contención de una sociedad que continúa trepando el camino desventurado de la sordera.
Adolfo Vaccaro, escritor argentino | mensajes@adolfovaccaro.com.ar | 2002 - 2024 | Textos disponibles en el sitio: 594