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Breves historias de vida - 12 de Diciembre de 2003

Piedra seca

Piedra-seca
Elevo los ojos mientras transito el parque que lleva tu nombre. Todo parece tangiblemente cerca y al mismo tiempo distante. El comienzo precordillerano se hace eco del calor seco que abrasa mi piel y el cerro de tu gloria me otorga la silenciosa bienvenida. Una nueva mirada hacia los altos inmutables me muestran el eviterno hielo de las altas cumbres, donde el níveo blancor impone pinceladas sobre el firmamento, como si todo el majestuoso entorno se colmara de insignias patrias.

Imaginariamente comienzo a escuchar el sonido que ofrecen los aprestos. Diez mil seiscientas mulas, mil ochenta caballos, seiscientas reses de pié para la faena, cinco mil doscientos hombres armados y provistos de novecientos tiros de fusil y carabina, dos mil cargas para cañón, dos mil para metralla y seiscientas granadas.

Todavía flotan en el aire las palabras mencionadas a su amigo Tomás Guido: 'Si no puedo reunir las mulas que necesito me voy a pié...............'.

Hoy se cumple un nuevo aniversario que dio comienzo a la gesta más ciclópea que los americanos hayan conocido y que nadie ha podido emular. Sin embargo, como parte de este austero homenaje al Libertador, recuerdo las palabras dichas, a modo de consejo, a su nieta en el exilio:



1) Humanizar el carácter y hacerlo sensible, aún con los insectos que no perjudican...

2) Inspirarla amor a la verdad y odio a la mentira.

3) Inspirarla gran confianza y amistad, pero uniendo el respeto.

4) Estimular la caridad con los pobres.

5) Respeto sobre la propiedad ajena.

6) Acostumbrarla a guardar un secreto.

7) Inspirarla sentimiento de respeto hacia todas las religiones.

8) Dulzura con los criados, pobres y viejos.

9) Que hable poco y lo preciso.

10) Acostumbrarla a estar formal en la mesa.

11) Amor al deseo y desprecio al lujo.

12) Inspirarla amor a la patria y por la libertad.



Sería conveniente que los que se sienten los salvadores de la patria, leyeran de vez en cuando al prócer que dicen venerar, y revisaran los documentos históricos, como aquella carta enviada por José de San Martín a Juan Manuel de Rosas el 10 de Junio de 1839, que expresaba: 'Lo que no puedo concebir es que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su patria'.



Pero no se puede pedir agua a las piedras.
Adolfo Vaccaro, escritor argentino | mensajes@adolfovaccaro.com.ar | 2002 - 2024 | Textos disponibles en el sitio: 594