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Poemas y visiones - 02 de Diciembre de 2006
Tu nada
Se fueron sigilosos sus silentes pasos.
Una tenue brisa distrajo la mirada esquiva.
Su aliento de almizcle anunciaba la partida
y el canto se enmarañó con su rumor de mañana.
La luz postergó el postrer lamento
cuando la sombra de su sombra se alejaba.
Mientras el astro convergiendo, allí, en su cenit
observaba renuente el sendero de tu nada.
Su boca derramada en mi torso tembloroso
fatigó el cansancio del recuerdo presuroso
estallando en el cáliz que abrigaba
un presagio de murmullos venturosos
que aliviaba ese sino de alborada,
mutilando mis sollozos quejumbrosos.
Una tenue brisa distrajo la mirada esquiva.
Su aliento de almizcle anunciaba la partida
y el canto se enmarañó con su rumor de mañana.
La luz postergó el postrer lamento
cuando la sombra de su sombra se alejaba.
Mientras el astro convergiendo, allí, en su cenit
observaba renuente el sendero de tu nada.
Su boca derramada en mi torso tembloroso
fatigó el cansancio del recuerdo presuroso
estallando en el cáliz que abrigaba
un presagio de murmullos venturosos
que aliviaba ese sino de alborada,
mutilando mis sollozos quejumbrosos.